María Guadalupe, María Paula y María Fernanda, son trillizas idénticas, con complicadas y diferentes personalidades.
Cuando eran muy pequeñas sus padres murieron en un accidente automovilístico porque María Paula lo agarro por el cuello y perdió el control del auto. Todos creen que María Guadalupe está muerta después de caer al río, pero en realidad, pierde la memoria y se olvida que tiene una familia y dos hermanas. Ana Sales, quien está pasando por una tragedia, intentando sobrellevar la muerte de su propia madre, encuentra a María Guadalupe y la cría como su hija, aún después de enterarse de su verdadera identidad.
María Fernanda es una chica dulce, que siempre tiene la esperanza de encontrar a su hermana, pero quedó ciega después del accidente. Maria Paula es diferente a sus dos hermanas, en el sentido que es glamorosa, egoísta y caprichosa. Siempre quiere ser el centro de atención, especialmente frente a su abuela, Mercedes y su tío, Eduardo. Por motivos de salud, María Guadalupe y su madre viajan a Ciudad de México, y se enamora de Nicolás, un taxista de buen corazón, quien recién se ha mudado a México a vivir con su abuelo.
Muy angustiada de que alguien reconociera a su hija, Ana limita las acciones de María Guadalupe. Sin embargo, la abuela de Nicolás se da cuenta del secreto que guarda Ana. Los Lazos de Amor eventualmente unen a las hermanas, entretejiendo sus vidas en una forma inesperada.
La Madre, magistralmente interpretada por Margarita Rosa de Francisco, es la historia de una mujer, madre de cinco hijos, quien trabaja de camarera en un hotel y que en su intento por sacar adelante completamente sola a sus hijos, tras el abandono de su esposo, sacrifica su vida, su tiempo y su corazón. Parecería resignada a la soledad hasta que aparece una luz en su camino. Un hombre que a diferencia de su marido la admira y le reconoce todo el sacrificio y el amor que ha dado.
Pero ella mucho más acostumbrada a dar que a recibir, interpone la difícil tarea de mantener a sus hijos en el camino del “bien” a su propia felicidad.
¿Pero cómo hace una mujer con cinco hijos para pensar en amor cuando tiene que afrontar situaciones como la de su hija mayor, atractiva y ambiciosa, dispuesta a todo para alcanzar lo deslumbrante de la vida de clase alta, dispuesta a todo, inclusive a perder su dignidad y a vender su cuerpo?
¿Esto se compensa con una hija más joven y llena de convicciones que intentará a toda costa salir adelante, y ser como su mamá, una mujer de bien, pero que ha tenido la mala suerte de ser la mujer de quien se enamora un mafioso?
¿Y el otro hijo, dispuesto también a llegar muy lejos no importa a qué costo así sea convirtiendo a su mamá en la madre de un asesino?
Y el menor que ha entendido que hay sólo dos maneras en un país como éste para salir de pobre: el delito y el deporte.
El está dispuesto a llegar muy lejos, como basketbolista. Siempre es mejor ser Michael Jordan que traqueto. Es más difícil, pero es mejor. ¿Y qué decir del más pequeño que se debate entre seguir a su hermano deportista y el facilista? Ambos héroes. Ambos llenos de sueños.
No es fácil pensar en el amor, tampoco, cuando en una mujer como ella se fija en Andrés, padre de dos hijos, viudo y necesitado, pero el amor tendrá que triunfar.
Ellos tendrán que entender que en sus circunstancias el amor es compañía, solidaridad, llegar juntos a mañana.
¿Ella mientras tanto se preguntará constantemente qué hizo mal para que unos hijos escogieran tan mal su camino? ¿Qué hizo bien para que otros insistieran en la dificultad y en los principios?
¿Qué tiene de malo que ella se de otra oportunidad en la vida y encuentre finalmente el amor, aun cuando su marido está pidiendo otra oportunidad, justo cuando ella encontró la suya?
Además están las amigas, compañeras de trabajo, todas madres, todas llenas de dudas, de soledades y necesidades y el amigo incondicional que parecería una de ellas. CANTA EL TEMA DE LA TELENOVELA
UN DOMINGO, UN DÍA CUALQUIERA
Letra: Carmenza Gómez
Música: Josefina Severino
Una Tarde, Un domingo, un día cualquiera
te miras a ti misma por vez primera
tus ojos y tu boca y las marcas de tu frente
extrañan se marchitan en un rostro que parece indiferente.
El silencio es más terrible que el sonido de campana
que tañe a duelo
Te sientes tan inútil,
tiendes la cama, arreglas la cocina y luego lavas,
pero tus pechos se están secando
mientras la vida te está gritando,
y tú no sabes qué vas a hacer.
Más de una muerte, he de morir
por cada vida que yo he vivido,
que voy a hacer por vez primera, mis ojos ven
vivo sus vidas, muero sus muertes
no se qué hacer.
El silencio es más terrible que el sonido de campana
que tañe a duelo
Te sientes tan inútil,
tiendes la cama, arreglas la cocina y luego lavas,